Siempre que unimos las palabras “peñón” y “polémica” pensamos en el Peñón de Gibraltar, pero esta vez no es así, esta vez nos referimos al emblemático e inspirador de leyendas Peñón de Ifach (y deseado destino de miles de amantes del senderismo).
Para evitar confusiones al referirse al peñón, ya lo llamaron los Fenicios “Roca del Norte” y así diferenciarlo del Peñón del Sur, el de Gibraltar. En sus expediciones comerciales estos eran los dos promontorios más importantes que encontraban en el Mediterráneo.
Lo cierto es que sobre los orígenes de su nombre no hay nada claro, aunque según el Padre Llopis, en su obra “Calpe”, este sería el nombre númida del rey Sifax, que defendió el reducto de Ifach frente a Masinisa. Esta es sólo una de la teorías del origen del nombre, aunque la falta de documentación hace que ninguna se pueda verificar. Lo que sí que es un hecho es la existencia de un poblado ibérico de los siglos IV y III antes de Cristo, que se encuentra en la ladera norte y que desde 1977 no se ha excavado.

El Peñón de Ifach, situado en Calpe, en la comarca de la Marina Alta y declarado Parque Natural en 1987, es uno de los paisajes más conocidos de la Comunidad Valenciana. Tiene sólo 45 hectáreas de superficie, unido a tierra por un pequeño istmo y con sus 332 metros de altura, es uno de los espacios naturales protegidos de menor extensión y más visitados.
El sendero que permite subir hasta su cima siempre ha sido un camino complicado, con algunos tramos más arriesgados, que pese a estar minimamente equipados suponían un riesgo para aquellos que se aventuraban a recorrerlo sin preparación alguna y sin el equipo adecuado, y que por desgracia son los que en mayor número lo visitaban (doy mi palabra de que las chanclas de playa y la toalla eran el equipo habitual de la mayoría de los visitantes). Las visitas a este paraje superaban las 130.000, y claro, un número tan elevado, la laxitud de las distintas administraciones en limitar el acceso sólo a personas con equipo adecuado y un mantenimiento deficiente del sendero, eran los ingredientes ideales para que sucediese lo inevitable.

Sí, hablo en pasado, porque hace casi 10 meses que la consejería de Medio Ambiente decidió cerrar el acceso a la senda de ascensión al Peñón y acabar así con los problemas de seguridad, permitiendo acceder sólo hasta el túnel, y encontrando a su salida un murete y una cancela. Túnel, por cierto, que no se construyó hasta principios del siglo XX, y cuyo objetivo era permitir la subida al peñón y poder explorarlo completamente.
El ayuntamiento de Calpe y la consejería de Medio Ambiente andan enzarzados en un continuo tira y afloja mientras se redacta o no un convenio que regule la gestión compartida del parque y, como no puede ser de otro modo, mientras más de uno se salta el murete para conquistar el peñón.
El sendero interpretativo tiene una longitud total de unos 2 kilómetros (ida y vuelta por el mismo camino, lo que hace un total de 4 kilómetros). Hasta cruzar el túnel la dificultad del sendero es baja; una vez superado el mismo (justo donde han puesto el murete y la cancela), el sendero se vuelve más complicado, aumentando el grado de dificultad hasta llegar a alta. Aproximadamente, alcanzar la cima puede llevarnos una hora y media, lo que hace pensar en lo complicado de parte de esos dos kilómetros de ascensión. Podemos visitar el parque en cualquier época del año, pero tendremos que evitar los días lluviosos. Podéis encontrar más información de este sendero en la página web del parque: Parque Natural Penyal d’Ifach.

Al margen del placer de practicar senderismo por esta espectacular roca, podemos disfrutar también de un lugar único a nivel natural, cuyo mayor patrimonio es el de contar con más de 400 especies de plantas distintas (algunas en proceso de extinción). A nivel de fauna, el grupo más numeroso y llamativo de los vertebrados son las aves: la tórtola blanca, la lavandera blanca, el cuervo, el petirrojo, el mirlo común, el mosquitero común y el carbonero común. Pero es sin duda, dentro de las aves marinas nidificantes, donde encontraremos a los auténticos amos del peñón: el cormorán moñudo, el cernícalo vulgar, el halcón peregrino y la gaviota patiamarilla (indiscutible dueña y señora de la roca).

Lo cierto es que a día de hoy no podemos hacer senderismo y ascender al Peñón de Ifach, ni gozar de las vistas que desde allí se tienen de la costa. Tan sólo nos queda esperar a que ambas administraciones se pongan de acuerdo y reabran la senda de subida. Cuando sepamos algo más os mantendremos informados.
Mientras que esto pasa, nos conformaremos con el recuerdo de alguna de las veces que lo hemos subido hasta su vértice geodésico practicando senderismo, además os invitamos a ver este espectacular vídeo del peñón tal y como lo vería. por ejemplo, el halcón peregrino: Volando sobre el Peñón de Ifach y Calpe.
En esa espera no sería mala cosa leer “25 leyendas del Peñón de Ifach”, del escritor valenciano José Soler Carnicer (premio Pluma de Plata del Turismo Español, expresidente de la Asociación Valenciana de Periodistas y escritores de Turismo, expresidente de la Federación Valenciana de Montañismo y autor de numerosos libros). Entre algunas de las leyendas narradas en el libro, que harán más corta nuestra espera, podemos encontrar la de “Las Sirenas de Calpe”, que cuenta que frente a Calpe vivían unas sirenas felices, éstas guiaban a los bancos de peces hasta las redes de los pescadores. Es posible que de ese modo la próxima vez que tengamos la suerte de disfrutar del peñón divisemos a lo lejos a esas sirenas, o tal vez al “mascarat” haciendo de las suyas por la sierra de Bernia, o quién sabe si veremos a lo lejos al gigante Roldán encaramado al Puig Campana.
Esperamos que esta información haya sido de vuestro agrado, y si tenéis noticias recientes de la situación del sendero, por favor, no dejéis de compartirlas con nosotros, esperamos vuestros comentarios.