Ya os prevengo de antemano que no soy Iker Jiménez ni esta es una crónica sobre lo paranormal, pero sí que tiene algo en común con ello: un misterio indescifrable.
Para los que no sois de la Comunidad Valenciana, y aunque tal vez hayáis oído hablar de él, el archipiélago de las Islas Columbretes no está compuesto por grandes islas, sino por cuatro grupos de pequeños islotes de origen volcánico.
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Ubicación de Cirat y las Islas Columbretes
Estos pequeños islotes están situados a 30 millas náuticas de la costa (concretamente del Cabo de Oropesa, en la provincia de Castellón), eso vienen a ser unos 56 km de los que estamos acostumbrados a caminar (aunque lo de caminar sobre las aguas se lo dejo a Jesucristo).
Su aislamiento, su pequeño tamaño y su gran diversidad biológica hacen que esta Reserva Natural de las Islas Columbretes sea uno de los espacios naturales protegidos más importantes de la Comunidad Valenciana.

Cada uno de los cuatro grupos de islas tiene su nombre propio, Ferrera, Foradada, el Carallot y por último la más grande de ellas, la Columbrete Grande, o como la llamamos nosotros en valenciano, L’Illa Grossa.
Pese a ser la más grande de ellas sólo tiene una superficie total emergida de 14 hectáreas, que como podéis imaginar están más que recorridas. Pero si la distancia a la costa y lo breve de su extensión no fuesen suficiente handicap para creer que alguna vez en aquel archipiélago hubo hace miles de años un asentamiento humano, falta añadir su orografía, caracterizada por numerosos cráteres y chimeneas volcánicas.

Pues bien, la semana pasada, cuando una de las personas autorizadas estaba revisando uno de los senderos que recorren la isla, descubrió algo más que sorprendente. Allí, quieta durante milenios (o tal vez no), maltratada por los fenómenos meteorológicos, por la erosión, seguramente cubierta de musgo, había permanecido oculta de la vista de los mortales una curiosa piedra, que sobre una de sus caras mostraba un petroglifo tallado.
“¿Quién?¿Cómo?¿Cuándo?¿Por qué?”. Esas son las preguntas que ahora aguardan respuesta, pero como pasa con la mayoría de los petroglifos, muchas de las respuestas serán meras suposiciones.
Pero lo que no es una suposición y es algo asombroso, es que esta piedra tallada, esta muestra de arte rupestre evidencia que allí hubo hace miles de años como mínimo un humano que la talló, o tal vez no. Puede que esta piedra la tallase uno de los fareros que habitaron la isla, puede que fuesen los berberiscos o incluso que alguien la llevase y la dejase allí proveniente de otro sitio. La piedra muestra una figura geométrica, en forma serpenteante, y parece ser que en los próximos días un arqueólogo de la Dirección General de Patrimonio la analizará “in situ” y tal vez entonces nos cuenten algo más.

Nosotros, los que estamos acostumbrados a caminar por el monte, los que practicamos senderismo, los que hacen montañismo, los recolectores de setas, los cazadores y el resto de humanos que por un motivo u otro nos adentramos en las montañas olvidamos con frecuencia que antes de nosotros hubieron otros, para los que la naturaleza era la diosa madre y a ella le rendían culto.
Muestra de esos lejanos cultos encontramos en toda España, piedras talladas con símbolos celtas, con extrañas marcas, piedras que tal vez indicaban el inicio de un bosque mágico. Lo cierto es que es posible que nunca lleguemos a entender su significado.
Los petroglifos son diseños simbólicos grabados el rocas, que se realizaban mediate el desgaste de su capa superficial. Los más antiguos petroglifos datan del Paleolítico Superior o del Neolítico, y los últimos los podríamos encontrar en la actualidad en determinadas culturas, y podemos encontrarlos practicamente en los cinco continentes.
Estos símbolos, al igual que en los tiempos actuales, debían tener un significado acorde al convencionalismo de la época, pero ese significado no perduró en el tiempo, así que es difícil en algunos casos que averigüemos el mensaje que pretendían transmitir.

Dentro del territorio nacional, los que tenéis la suerte de caminar por Galicia podéis encontraros muchos de ellos, siendo los más destacados los de Freixo, por la cantidad de ellos que existen en la zona.
Y como no puede ser de otro modo, en cualquier barranco, en cualquier abrigo, en el rincón más insospechado de la Comunidad Valenciana también podemos encontrar evidencias de ello, pero para encontrarlas primero debemos saber verlas.
Gracias a la labor de difusión de algún compañero (y en este caso, además añadiré con orgullo amigo), que pone en valor el patrimonio de su tierra, podemos interpretar y entender mejor este legado.
Cuando leí la noticia del petroglifo de las Columbretes no pude dejar de recordar una lejana conversación respecto a los petroglifos que tuve con mi amigo José Tomás Izquierdo, que me comentaba (con merecido orgullo), como en Cirat (localidad del interior de Castellón y capital del Alto Mijares), desde pequeños conocían aquella piedra que me mostraba en una foto, mientras se preguntaba la finalidad de aquellas marcas talladas en la piedra.

Hoy José Tomás ya no es el niño que correteaba por el monte viviendo aventuras con sus amigos, ahora es un gran tipo, que recorre la montaña con ojos de admiración y respeto, y que además ayuda a que los demás también podamos interpretarla en esa misma clave. No dejéis de visitar su blog y disfrutar de sus crónicas (siempre bien documentadas e interesantes): http://fotorutascomunidadvalenciana.blogspot.com.es/2012/01/las-rocas-grabadas-de-cirat-petroglifos.html
Siguiendo sus instrucciones podréis localizar, ver e incluso tocar, estos extraños vestigios del arte rupestre levantino, y practicar senderismo por una de las comarcas de más bellas de Castellón, el Alto Mijares.
Pero si quieres ir más allá y vivir la extraña sensación de sorpresa que tuvo que vivir nuestro amigo “el descubridor” (del que no conocemos su nombre ya que no ha trascendido a la prensa), del petroglifo de las Columbretes, no te quedará más remedio que embarcarte y navegar hasta l’Illa Gran, única isla del Parque Natural donde podrás poner pie en tierra. Una buena opción para planificar tu visita es la que te ofrece el Ayuntamiento de Castellón: http://www.visitaislascolumbretes.com/islas-columbretes-castellon/#
Si pretendes alcanzar la isla a nado, o en tu embarcación como los auténticos piratas, debes saber que para poder acceder a la isla y recorrerla en la actualidad es necesario solicitar un permiso y concertar la visita; podéis solicitar la visita llamando al centro de interpretación 964 28 89 12 o por e-mail: parque_columbretes@gva.es.
Tened en cuenta que todos los recorridos que hagáis por la isla serán guiados por el personal del parque. El recorrido más largo que podéis hacer es el itinerario del puerto de Tofiño hasta el faro, de una hora y media de duración, un desnivel positivo de 67 metros y una longitud de 1,4 km ida y vuelta. Podéis encontrar más información sobre esta pequeña ruta de senderismo en la web de la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana.
Ahora os pido un ejercicio de imaginación, leed este último párrafo con la entonación que le daría Iker al cierre de su programa: “Amigos del misterio y de lo extraño, ¿Quién tallo esa misteriosa piedra?, ¿Qué quería contarnos?, y lo que es más ¿Llegó a nado hasta la isla?, ¿Pudo el hombre haber establecido allí un núcleo poblacional hace milenios?”.
Esperamos como siempre que este post os haya resultado interesante, pero lo que realmente esperamos es que nos cuentes cuál ha sido el objeto más extraño que has encontrado en tu caminar por la montaña.